Fedra Colección de Teatro, nº 108 Principios del XIX. Alemania es pionera en el Romanticismo, que ya apuntaba cincuenta años atrás. Tiene lugar la quema de libros en el Bosque de Nottingham. Nace una nueva sociedad, con nuevos valores, y un concepto del hombre que cambia la literatura, la pintura, el arte... y sobre todo la concepción de las cosas, que se liberan de antiguos cánones y normas. En este contexto, anuladas las reglas que obstaculizan la libre expresión de los sentimientos, pueden los personajes de esta tragedia mostrarse en toda su dimensión y crudeza. A la vez, descartado el influjo de los dioses, los personajes son soberanos de sus acciones... sintiéndose inexcusablemente únicos responsables. La Tragedia se sobredimensiona. Fedra se enamora de su hijastro, Hipólito, hijo de Teseo. Pero Hipólito rechaza sus insinuaciones, por lo cual Fedra, despechada, lo acusa ante su padre de ser un peligro por el interés amoroso evidente que muestra, lo cual le llevará a perseguir que el padre eche al hijo de casa y lo envíe a un duro exilio. Sin dioses, son los hombres los que desencadenan la locura y el drama. El mito de Fedra ha sido llevado a la literatura por autores del prestigio de Eurípides, Racine, Séneca, Miguel de Unamuno, Lourdes Ortiz y Salvador Espriu, entre otros, pero la atrevida propuesta de Manuel Carcedo Sama le da un enfoque nuevo a esta historia tan antigua como la humanidad.
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(Madrid, 1948). A los veinticinco años cambia la vocación por la medicina por la vocación teatral. Su primer estreno tiene lugar en el Teatro de La Opera de Montecarlo, con la obra En un lugar de la Tierra, que posteriormente fue traducida al francés. Fue la época del estreno de Machado España 74 en el Alfíl de Madrid y la gira europea con su texto infantil El Profesor Chitón. Desde entonces se ha dedicado por entero al Teatro, diversificando su trabajo en las disciplinas de actor, director, productor y, sobre todo, autor. En este ámbito ha conseguido numerosos reconocimientos y premios, entre los que destacan el Premio de Teatro Buero Vallejo de la Ciudad de Guadalajara, el Ciudad de San Sebastián, el Premio Extremadura a la Creación, el Premio Castelló a Escena y el Hermanos Machado de la Ciudad de Sevilla. A partir del 2001 crea su propio espacio, Karpas Teatro, en el que da a conocer sus propias producciones, entre las que destacan las adaptaciones de grandes obras clásicas, como La Celestina, o la actual versión de Fedra.