Reportaje al pie de la horca
AUTOR: Julius Fucik
(Rara Avis, 15)
15 euros - 136 Pág.
ISBN: 9788496959736
En los años 40 del siglo pasado, muy
reciente, florecieron las ideas del fascismo y Europa sufrió
el duro golpe de la Alemania Nazi dispuesta a colonizar territorios,
esclavizar a los pueblos, aniquilar las razas inferiores y a los enemigos
y expandir su nación.
Los acontecimientos históricos y políticos de los años
40 y el testimonio de quienes los padecieron siguen muy presentes en
la literatura actual, en las crónicas de los escritores de aquellos
países que fueron invadidos por la Alemania Nazi; nos demostraron
la importancia de la lucha, la grandísima dificultad de la resistencia
y el valor de la victoria, el heroísmo del pueblo, la firme convicción
en las ideas, la fidelidad a su Patria.
Julius Fucik fue uno de esos héroes que lucharon contra los
nazis. Periodista y escritor checo, nació en Praga en 1903. Estudió
filosofía en la Universidad de Praga. En 1921 ingresó
en el Partido Comunista y por esas mismas fechas se inició como
crítico literario y teatral. Fue redactor de las publicaciones
comunistas Rude Pravo y Tvorba. Desde principio de la ocupación
nazi, siguió su actividad. En febrero de 1941 pasó a ser
miembro del Comité Central del Partido Comunista en la clandestinidad,
encargándose de las publicaciones ilegales del partido. En abril
del 1942 Julius Fucik fue arrestado y torturado por la Gestapo. En la
cárcel de Panktac, escribió "Reportaje al pie de
la horca". En el verano del 1943 fue enviado a Alemania y asesinado
en la cárcel Plötzensee de Berlín.
"Reportaje al pie de la horca", sacado hoja por hoja de la
cárcel, se publicó por primera vez en 1945, al terminar
la Segunda Guerra Mundial, y más tarde fue traducido a 70 idiomas
de todo el mundo.
Es el testimonio de que ni las torturas, ni
los chantajes de los nazis consiguieron doblegar a Julius Fuchik y a
otros héroes del comunismo. Su valentía, su heroísmo,
sentir fuertemente que cumplía su deber, tener ideas claras y
fé en la victoria, era la fuerza que levantó a los pueblos
en la lucha contra el fascismo y logró la libertad.
Fucik murió fisicamente, pero su espiritu está vivo. Su
valór y su patriotismo nos tienen que servir a los demás,
a los pueblos que luchan por la libertad, por la paz de sus familias,
sus seres queridos, su tierra, por el amor a la vida. Por este libro
Fucik fue galardonado en 1950, a título póstumo, con el
Premio Internacional de la Paz.