Las librerías medianas y pequeñas están sufriendo
la crisis desde hace más de dos años; es lo que se desprende
del estudio presentado por la Confederación Española de
Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL). El beneficio sobre ventas
de las librerías varía entre el 3,13 por ciento de las
muy grandes y las pérdidas del -1,82 por ciento de las pequeñas,
datos que corresponder a 2006, los últimos disponibles. Lo que
significa que en el mundo del libro se está produciendo la misma
concentración económica que en otras áreas de la
economía, lo que va en detrimento de la diversidad cultural y
de la despersonalización de las empresas culturales, algo denunciado
por editores de prestigio internacional como André Schiffrin
(Pantheon Books, The New Press), Jason Epstein (cuarenta años
director de Random House), Klaus Wagenbach (Verlag Klaus Wagenbach),
o Liz Calder (Bloomsbury), la "descubridora" de Harry Potter.
El estudio se ha hecho sobre una muestra de 622 librerías en
toda España. El trabajo tiene tres misiones: conocer la situación
de cada una de las librerías respecto de otras de características
similares, hacer un seguimiento de la evolución de las principales
magnitudes económicas de las librerías en España
y proponer líneas de mejora de su gestión y de sus estrategias
empresariales. Las librerías medianas-pequeñas son aquellas
que facturan entre 150.000 y 300.000 euros, mientras que las muy grandes
(habitualmente pertenecientes a grandes superficies comerciales) facturan
por encima del millón y medio de euros anuales. En este estudio
se ve que predominan las librerías generales de fondo, son un
38,6 por ciento del total, y las librerías especializadas, un
30,5 por ciento. Tan solo el 9,5% de los establecimientos encuestados
son librerías generales de proximidad. Lamentablemente, lo que
no recoge el estudio es qué se considera fondo; generalmente
a las librerías que tienen los libros de las veintes grandes
editoriales de los cuatro grandes grupos. En la mayoría de estas
editoriales de fondo es difícil encontrar títulos, autores
o editoriales que no sean best-sellers, y hay una razón para
ello: entre 2002 y 2006 (y hasta hoy) hay una tendencia de decrecimiento
del promedio de las ventas. En las librerías medianas pequeñas
se pasa de 217.000 euros a 201.000 euros, y en las medianas-grandes
el valor de las ventas en libros evoluciona de 395.000 euros a 418.000
euros. ¿Qué suponen estas cifras? La librería pequeña,
la que podría especializarse y apostar por editoriales y autores
"no best-sellers" no pueden hacerlo porque la bajada de sus
ventas les obliga a recibir material de rápida circulación;
libros que se venden en tres meses, lo que dura la repercusión
de la campaña de promoción del libro, y de los que nadie
se acuerda después. Dado que los libreros reciben libros en depósitos
de las distribuidoras, si no los venden no hay problemas; "se cambian"
por nuevos best-sellers. Por lo tanto, esta bajada en ventas que dura
ya bastante, es un claro peligro para la pérdida de lo que se
ha llamado diversidad cultural. Según el estudio de la CEGAL,
los datos de rotación medias de las existencias son muy preocupantes,
5'8 rotaciones anuales de existencias, o lo que es lo mismo, devoluciones
continuas porque no se vende lo recibido; libros que a los dos años
serán saldados o acuchillados.
Los distribuidores de libros se quejan de las devoluciones, los editores
de la escasa implantación de los libros, los autores de la bajada
media de las ventas, pero la fragilidad de la "librería
de toda la vida" le impide ser un agente cultural más y
corre el peligro de acabar convirtiéndose (como a muchas le ha
sucedido) en simple mecanismo de difusión de las grandes empresas.
Pensará el lector ¿Y a mí que me importa? Pues
sí le importa; es difícil encontrar en las librerías
la mayor parte de las grandes obras de los grandes autores del s.XX
porque las estanterías están llenas de libro con títulos
como "Villa acojonante", de autor de tercera línea
sacado de un programa de prime-time televisivo finalista de un premio
literario más sucio que el sobaco de un mono. Es muy difícil
encontrar libros de los nuevos autores que algún día serán
clásicos (o no). Quizá eso no le importe, igual que no
le importe que una compañía de refrescos norteamericanos
se trague a las españolas o que el dinero de los bancos españoles
esté metido en hipotecas basuras en EEUU, pero, como dijo Bretch,
"Primero cogieron a los comunistas, y yo no dije nada porque yo
no era un comunista. Luego se llevaron a los judíos, y no dije
nada porque yo no era un judío. Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista. Y cuando finalmente
vinieron por mí, no quedaba nadie". O lo que es lo mismo,
que las grandes fortunas se están repartiendo el mundo con nuestra
aquiescencia y la única manera de evitarlo es darse cuenta de
ello. Antes de ser simples cajeros en sus grandes superficies.