
Bruxaria: brujería, sexo perverso y satanismo en tierras de Castilla-León y Aragón
Jesús Gaspar es un escritor que proviene
de la poesía y que en su novela Bruxaria (Ediciones
Irreverentes) ha utilizado recursos poéticos para escribir una
novela densa y muy negra que transcurre en los alrededores del lugar
donde vive, Soria. Se pueden encontrar paisajes, gentes y supersticiones
de Castilla-León y de Aragón en esta novela maldita,
equiparable a las mejores del género gótico. Hay quien
encuentra similitudes con obras clásicas de la novela como El
Monje, de Matthew G. Lewis.
Gaspar recoge materiales de su entorno y crea una obra fantástica
en el más amplio sentido de la palabra, en la que es posible
tener relaciones carnales con el demonio, o perder el alma para toda
la eternidad.
Afirma el soriano Jesús Gaspar Bruxaria es una novela
que se autodefine como bárbara, en el sentido de
extranjera, desde el título, en idioma extranjero,
los materiales lingüísticos, el país donde se desarrolla
la novela, cuyas improvisadas fronteras advierten al lector de un peligro
y le hacen sentirse extranjero. Bruxaria se sitúa en la frontera
de la realidad pero dentro del mundo real. Los personajes son personajes
límite que se desenvuelven dentro de su marginalidad en escenarios
ocultos. La maldición hipertensa e hipocondriaca que, como un
cuentakilómetros acelerado, se condensa en el libro, persigue
a los protagonistas desde el inicio e incluso al autor que se entremezcla
con las falsificaciones, las traiciones y las perversiones de los personajes,
extraídos del bajo mundo de la delincuencia y de la prostitución.
El proceso de Vladimir Storkiërkn Nassäev, condenado a la
horca durante la dictadura de Postyn por el asesinato de Margot Fuentes,
apenas si tiene precedentes en la historia jurídica de Svetania.
La Constitución de Svetania permitía en tiempos de Postyn
la pena capital que consistía en la muerte por ahorcamiento e
incluso el uso de la hoguera, también para mujeres. La tumba
de Vladimir Storkiërkn Nassäev no puede encontrarse en ninguno
de los cementerios de Svetania. Margot Fuentes fue incinerada en San
Martín cuando su madre repatrió el cadáver al comienzo
del proceso, antes de ser acusada de complicidad por la Cámara
de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia de Bolarna. ¿Nos
encontramos ante uno de los más terribles casos de error judicial?
¿Venganza?
Quizá el protagonista sea un territorio maldito, en el que la
vida y la muerte se entremezclan con las pasiones nocturnas que puede
llevarte a la perdición eterna. ¿Puede despertarnos a
esa realidad la visión de un hombre llevando a una mujer a los
máximos placeres? ¿O el sonido estremecedor de la palabra
Macumba? ¿Vampirismo, perversiones sin nombre? El narrador sólo
puede advertir que quienes, como Margot, Vladimir o Priscila, han mantenido
en algún momento de sus vidas prácticas sexuales con el
diablo, conscientes o inconscientes, suelen ser víctimas de toda
suerte de engaños en su razón y en sus experiencias. Y
esos engaños forman la realidad de esta novela.