Sobre Isabel de Borbón y El Barón de Bonamant, la novela-denuncia de José Luis García Rodríguez
Ediciones Irreverentes ha presentado la novela
El barón de Bonamant, de José Luis García
Rodríguez, obra ganadora del III Premio Irreverentes de Novela,
elegida por el jurado entre 229 novelas recibidas de 22 países.
En El Barón de Bonamant su majestad la reina Isabel II de España,
de descanso en Mallorca, sufre una repentina pasión por Jaime
Ripoll de Berenguer, caballero mallorquín que a cambio de saciar
entre sábanas la pasión de la fogosa reina, a quien acaba
de conocer aquella misma noche, recibe el título de Barón
de Bonamant, en justa compensación por los favores prestados
a la reina española.
Sobre el origen de este título nobiliario y las libertades sexuales
de la reina, afirma José Luis García Rodríguez
La laxitud en las costumbres de Dª Isabel, no son ajenas
a otras laxitudes de otros miembros de su real familia, antepasados
y descendientes. Dicen del abuelo de Dª Isabel, entonces príncipe
de Asturias, futuro Carlos IV, que se quejaba a margamente a su padre,
Carlos III sobre los rumores de corte acerca del comportamiento de su
augusta esposa, quejas a la que su padre, buen conocedor del tema replicaba,
<<que tontito eres Carlitos, hijo, qué tontito>>.
Posteriormente, a ninguno de los Alfonsos, XII y XIII, se les conoce
por su vida célibe. Y más vale no seguir.
Comienza una dinastía familiar en la que los acontecimientos
políticos, sociales y económicos de España irán
destruyendo poco a poco un respetable apellido, que se verá zarandeado
por la guerra civil, la ocupación italiana de la isla, y unas
recién nacidas libertades en el último cuarto del S.xx
que la familia no es capaz de asumir.
Considera José Luis García Rodríguez Es
de general conocimiento que en España se distinguen dos categorías
de nobleza; la vieja, nombres que han formado parte de la historia y
han merecido reconocimiento público por sus acciones al servicio
de España, y la nueva, que en muchos casos ha ido degenerando
en otras cosas más próximas al compadreo y mercantilismo
de ocasión. Sin duda, el baronía de Bonamant es un buen
ejemplo de ello.
Las tierras que hacían poderosa a una familia durante siglos
pasaron a no valer nada, y los dueños de los arenales junto al
mar se hicieron ricos de pronto y amigos de las altas instituciones
del Estado. Así pues, son los nuevos poderosos, los nuevos apellidos
respetables. Los Bonamant dejan de ser lo que fueron. ¿Es una
familia, o bajo una capa de honorabilidad se esconde un nido de víboras?
Afirma sobre la especulación inmobiliaria La especulación
inmobiliaria, es la madre de todas las corrupciones, pero ello es anterior
al tiempo democrático, ya que el fenómeno turístico
masivo de sol y playa, nace y se potencia en la última época
del franquismo. Que se lo pregunten al Sr. Fraga Iribarne, ministro
de la cosa en los años sesenta. La regulación del suelo,
ha sido y sigue siendo competencia municipal, que ha encontrado en la
venta de suelo, la mejor fuente de financiación, así que
no hay que ser muy listo para entender el fenómeno, desde don
José Antonio Girón de Velasco, ministro de Franco, hasta
nuestros días. Para comprobar lo que digo, es suficiente echar
un vistazo a la hemeroteca.